(Bueno... Muchas gracias.
Los amo.)

Instruye al niño en su camino,
y aún cuando sea viejo
no se apartará de él.
(Proverbios 23, 6)

Hay camino que parece derecho al hombre
pero su fin es camino de muerte.
(Proverbios 16, 25)

Torre fuerte es el nombre de Dios;
a él correrá el justo y será levantado.
(Proverbios 18, 10)

Instruye al niño en su camino,
y aún cuando fuera viejo
no se apartará de él.
(Proverbios 22, 6)

El justo es liberado
de la tribulación;
mas el impío
entra en
lugar suyo.
(Proverbios 11, 8)

El alma generosa es prosperada,
y el que saciare, él también
será saciado.
(Proverbios 11, 25)

Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero su fin es camino de muerte.
(Proverbios 14, 12)

Examíname, Oh Dios,

y conoce mi corazón;

pruébame y conoce mis pensamientos.

Vé si hay en mi camino perversidad,

y guíame en el camino eterno.

(Salmo 139, 23-24)

El desvío de los ignorantes los matará,

y la prosperidad de los necios

los echará a perder.

(Proverbios 1, 32)

La senda de los justos

es como la luz de la aurora,

que va en aumento hasta que el día es perfecto.

El camino de los impíos es como la oscuridad;

no saben en qué tropiezan.

(Proverbios 4, 18-19)

No temerás al terror nocturno,
ni saeta que vuele de día...
(Salmo 91, 5)

Alabad a Dios
pues ha engrandecido su Misericordia para nosotros,
y su Fidelidad es para siempre.
(Salmo 117)

Y Dios te guardará de todo mal; guardará tu alma.
Guardará tu salida,
y tu entrada desde ahora y para siempre.
(Salmo 121, 7-8)

Echa sobre Dios tu carga
y Él te sustentará.
(Salmo 54, 22)

Dios es mi defensor.
(Salmo 59, 9)

Derramad
delante de Dios
vuestros corazones.
(Salmo 62, 8)

Dios conoce los secretos
del corazón.
(Salmo 44, 21)

Lávame de mi maldad
y límpiame de mi pecado.
(Salmo 51, 2)

Cada uno se había invertido;
todos se habían corrompido...
no quedaba ni uno bueno.
(Salmo 53, 3)

El Ángel del Señor
acampa alrededor de quienes
Le temen, y los defiende.
(Salmo 34, 7)

Matará al malo la maldad,
y los que aborrecen al justo
serán condenados.
(Salmo 34, 21)

No hay paz en los huesos
por causa del pecado.
(Salmo 38, 3)

Aunque ande en valle
de sombra de muerte,
no temeré
mal alguno.
(Salmo 23, 4)

Aunque un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón.
(Salmo 27, 3)

Busqué a Dios
y Él me halló,
librándome de
todos mis temores.
(Salmo 34, 4)